Investigadores del proyecto Anillo Escallonia participaron del taller “Representaciones actuales de las culturas Pre-Colombinas en los Museos Andinos”, donde se discutieron distintas maneras en que éstos presentan al público la historia y su relación con las comunidades indígenas actuales

No cabe duda que los museos son de suma importancia para la preservación de la historia de los pueblos y sus objetos de culto o uso cotidiano. Nos muestran un pasado, un reflejo de la forma de vida que tenían las distintas comunidades que habitaron el mismo territorio en el que vivimos actualmente. Nos enseñan algo que apenas podemos imaginar.

Sin embargo, los expertos señalan que existen muchas maneras de entregar este conocimiento a la población y que es hora de dejar el concepto del “museo-templo” en el pasado. Pero, ¿qué es un museo-templo? Este término fue acuñado en 1971 por el sociólogo Duncan Cameron, haciendo referencia al símil que tienen los museos con las iglesias, señalándolos como lugares herméticos, ajenos a las comunidades en las que están insertos y donde las colecciones son manipuladas sólo por personal especializado.

Museos 2Este fue el tema central que abordaron los investigadores del proyecto CONICY/PIA Anillo Escallonia: Calogero Santoro, Victoria Castro y Jacqueline Correa, en una ponencia presentada en el taller “Representaciones actuales de las culturas Pre-Colombinas en los Museos Andinos”, organizado por el Instituto de Investigación Andina de New York, realizado en Sucre, Bolivia, entre el 5 y el 7 de enero de este año.

En este contexto, los especialistas se refirieron al cómo se representaba el pasado precolombino en los museos chilenos, señalando que en nuestro país se da una multiplicidad de maneras de dar a conocer esta temática al público general, pasando del museo-templo a estrategias más participativas, como los museo-foro, que son espacios de experimentación, debates y abiertos a programas innovadores, y los museos diseñados desde y con las comunidades.

Enfocándose en este último concepto, enumeraron distintos ejemplos que existen en el norte y sur de Chile, entre ellos el Museo Indígena Atacameño de Arqueología y Etnografía, ubicado en el Alto Loa; el Museo Despierta Hermano, en Malalhue; el Museo Leandro Penchulef, en Villarrica, o el Museo Mapuche de Cañete, entre otros.

Todas estas instituciones nacen del interés de las propias comunidades, las que categorizan, ordenan y exponen sus colecciones desde sus propios puntos de vista, sin seguir el ordenamiento lineal propio de, por ejemplo, un arqueólogo. Tal es el caso de la sección Mapuche que se expone en el National Museum of the Americans Indians, la que fue diseñada por miembros de dicha comunidad bajo su concepción de tiempo y espacio.

En palabras de los especialistas de Escallonia, esto “impacta especialmente en la mente normativa de nosotros los arqueólogos. En este caso los objetos son presentados para documentar la belleza plástica, la profundidad ideológica, y complejidades socioculturales desarrolladas por los grupos indígenas Precolombinos”.

Depósito Museo Municipal de Pica 3

Depósito ubicado en Escuela Básica San Andrés de Pica

Museo de Pica

Jacqueline Correa, máster en Restauración y Rehabilitación del Patrimonio, no es ajena a este tipo de museos. En el 2016 dirigió el proyecto “Museo Municipal de Pica: Rescate patrimonial desde y para la comunidad”, el cual consistió en crear un centro de estudio y depósito de colecciones arqueológicas en la Escuela Básica San Andrés de Pica, donde los mismos estudiantes y arqueólogos se encargan de su puesta en valor.

Los investigadores concluyeron que los museos se están adecuando “al nuevo paradigma que entiende a estas instituciones como centros culturales vivos y como puntos de encuentro de la comunidad, en contraposición al museo elitista, autoritario y de puertas cerradas”. Agregaron que “la nueva museología busca la mejor manera de manejar las colecciones, conectando las exhibiciones con la realidad sociocultural en la que el museo se encuentra inserto”.